Strongyloidiasis and acquired immunodeficiency syndrome

Marcelo Simao Ferreira

Chief, Division of Infectious and Parasitic Diseases Department of Internal Medicine, Federal University of Uberlândia Minas Gerais Brazil

 

RESUMEN
La estrongiloidiosis es una infección parasitaria ampliamente difundida en muchos países del mundo, especialmente en regiones tropicales. El Strongyloides stercoralis parasita el tubo digestivo humano y puede causar una enfermedad intestinal grave, de evolución crónica, con diarrea y mal absorción, que puede perdurar por décadas, gracias a la capacidad que tiene este gusano de producir ciclos de autoinfección interna. En inmunosuprimidos puede ocasionar enfermedad multisistémica, con compromiso de diversos órganos internos. Estos cuadros son comúnmente observados en enfermos que utilizan dosis altas de corticoides, en portadores de neoplasias hematológicas, trasplantados de órganos sólidos y también, en personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana. A pesar de los primeros informes no demuestran una asociación entre la estrongiloidiosis y el síndrome de la inmunodeficiencia humana, hoy, no tenemos más dudas en relación al carácter oportunista de este gusano en enfermos con esta retrovirosis. Cuadros de hiperinfección, y menos comúnmente de enfermidad diseminada ya fueran documentados en estos pacientes, en general, asociados a bacteriemia y meningitis por microorganismos entéricos. El diagnóstico de esta parasitosis se puede basar en el encuentro de los parásitos en heces, esputo, líquido cefalorraquídeo y otros fluidos orgánicos, a través de técnicas adecuadas. Biopsias del tracto digestivo también pueden contribuir para el diagnóstico. Tiabendazol es la droga de elección para el tratamiento de los casos con enfermedad intestinal crónica y también, de las formas diseminadas. Recientemente, la ivermectina demostró buena eficacia en la terapéutica de esta parasitosis, incluso en enfermos con SIDA.

 

ABSTRACT
Strongyloidiasis is a parasitic infection occurring worldwide, particularly in tropical regions. Strongyloides stercoralis parasitizes the digestive tract of humans and can cause severe intestinal disease of chronic evolution, accompanied by disabsorptive diarrhea, which can persist for decades due to the ability of the worm to produce cycles of internal autoinfection. In immunosuppressed individuals, S. stercoralis can cause multisystemic disease compromising different vital organs. These manifestations are commonly observed in patients receiving high doses of corticosteroids, patients with hematologic neoplasias, solid organ transplant recipients, and also in individuals infected with the human immunodeficiency virus. Although the first reports were unable to demonstrate a clear association between strongyloidiasis and acquired immunodeficiency syndrome (AIDS), today no doubts remain regarding the opportunistic character of this helminth in patients with AIDS. Signs and symptoms of hyperinfection and, less commonly, disseminated disease have been reported in these patients, generally associated with bacteremia and/or meningitis caused by enteric microorganisms. The diagnosis of strongyloidiasis is mainly based on the detection of parasites in feces, sputum, cerebrospinal fluid and other organic fluids using adequate techniques. Digestive tract biopsies also contribute to the diagnosis. Thiabendazole is the drug of choice for the treatment of cases with chronic intestinal disease as well as for disseminated forms of the disease. More recently, ivermectin has shown good efficacy in the treatment of this helminthiasis, including in patients with AIDS.